"Para mí, el cine son cuatrocientas butacas que llenar"
| Alfred Hitchcock

domingo, 21 de noviembre de 2010

Nos dejaron... descansen en paz, Manuel Alexandre y Luis García Berlanga


En apenas un mes negro, repartido entre los de octubre y noviembre de 2010, nos dejaban para siempre dos grandes del cine español, uno actor y otro director, Manuel Alexandre y Luis García Berlanga. Se han ido dos figuras míticas y claves de nuestro cine, dos de los personajes más homenajeados y queridos dentro del gremio en nuestro país, además de dos auténticos maestros en sus respectivos trabajos.

Desde este humilde blog me gustaría dar ni particular homenaje a estas dos figuras que han hecho que muchos como yo amemos el cine español. Para ello haremos a continuación un pequeño recorrido por sus vidas prefesionales, por la vida de un secundario de lujo con tintes de protagonista, como fue Alexandre, y de un director que cuenta en su haber con algunas de las mejores películas de la historia del cine español, Berlanga.


Manuel Alexandre

Madrileño, nació un 11 de noviembre de 1917 y comenzó antes que con el cine con el Derecho, que posteriormente cambió por el Periodismo y que tuvo que dejar por culpa de la Guerra Civil. Años después del conflicto, en 1945, comenzó con la interpretación y lo hizo en el teatro en la compañía de Társila Criado y Jesús Tordesillas, que representaban en el Teatro Reina Victoria, de la capital española, Cuando las Cortes de Cádiz. Luego pasó a la compañía del Eslava y después a la del Teatro Español.

En el cine debutaría sólo dos años después de su inicio en el teatro, en 1947 con la película Dos cuentos para dos, de Luis Lucía, y posteriormente en la mítica Bienvenido Mister Marshall (1953), dirigida precisamente por el otro personaje al que aquí queremos recordar: Luis García Berlanga.

En televisión participó también en más de un centenar de espacios dramáticos y otros programas, y fue en este sector donde realizó su último trabajo, 20-N: los últimos días de Franco (2008), un telefilme dirigido por Roberto Bodegas donde encarna al dictador Francisco Franco en los últimos días de su vida.



Entre los numerosos premios con los que cuenta a través de una extensa filmografía con 169 títulos ni más ni menos, están el Premio Honorífico de la Unión de Actores, que recibió en 1993, el Goya de Honor, diez años después, en 2003, el TP de Oro, como premio especial a toda una vida, en 2008, y la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, en reconocimiento a su dilatada trayectoria, en 2009, que le entregaron los Reyes de España y el presidente del Gobierno. Sólo un año después nos dejaba, pero también nos dejaba recuerdos imborrables de un cine que nos apasionó a todos.


Luis García Berlanga

Valenciano, nacido el 12 de junio de 1921 se dedicó toda su carrera al guión y la dirección, aunque como Alexandre, comenzó estudiando Derecho, pasando luego a Filosofía y Letras, hasta que en 1947, mismo año en el que Alexandre empezaba en el mundo del cine, el entraba en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid.

Debutó en el cine en 1951 con Esa pareja feliz, en la que colaboraba con Juan Antonio Bardem. Se le considera uno de los renovadores del cine español de posguerra. Entre sus películas destacan títulos célebres de la historia del cine español, como El verdugo o Bienvenido, Mister Marshall, en la que coincidió por primera vez, como decíamos, con Manuel Alexandre. Trabajó en siete ocasiones con el mítico guionista Rafael Azcona.

Su cine se caracteriza por su mordaz ironía y sus ácidas sátiras sobre diferentes situaciones sociales y políticas y entre sus películas más destacadas, además de las ya comentadas, están Plácido (1951), que fue nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa; La escopeta nacional, La vaquilla o París Tombuctú, entre otras.

Y entre los premios con los que cuenta destacan, en 1980 el Premio Nacional de Cinematografía; en 1981, la Medalla de Oro de las Bellas Artes; en 1986 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes; y en 1993, el Premio Goya al mejor director por su película Todos a la cárcel. El 25 de abril de 1988 fue elegido miembro de la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando, e ingresó al año siguiente.

El pasado 13 de noviembre, a la edad de 89 años, nos dejó, como un mes antes nos había dejado Manuel Alexandre, y ahora el mundo del cine español llora su pérdida, aunque tiene una razón más para seguir adelante viendo cómo estos dos personajes son unos de esos héroes que pusieron las bases de nuestro cine, y nos dejan un recuerdo que debemos recordar y un trabajo a sus espaldas que debemos imitar para que nuestro cine siga adelante. Descansen en paz, Manuel Alexandre y Luis García Berlanga.





Aquí podemos verle también en una de sus últimas apariciones en pantalla, en un bonito anuncio de Médicos sin Fronteras, de su campaña "pastillas contra el dolor ajeno"... Berlanga accedió a que le grabaran en su propia casa y a compartir escenas con su asistente y su nieto en la vida real. En un ambiente íntimo y cotidiano, nos narra el primer momento del día, en el que, debido a su edad y achaques, debe tomarse diversos medicamentos. Y nos conmueve al explicarnos que, de todas las pastillas que debe ingerir diariamente, sus preferidas son las que le tratan contra el dolor ajeno, las que toma "para ayudar a los que no tienen pastillas para curarse".

Dino de Laurentiis, uno de esos hombres que dignificó la profesión del productor


Bien sabemos todos que en España la figura del productor está denigrada, hablando de él como un personaje que pone el dinero para hacer una película y que posteriormente no sabe hacer otra cosa más que romper la creatividad de los "verdaderos creativos" a base de intervenciones y recortes presupuestarios. ¿La culpa? Probablemente de muchos productores ineptos sin el más mínimo conocimiento de cine que han probado suerte en este negocio; y en segundo lugar, y sobre todo, de un gremio de "artistas" que se creen por encima de todo haciendo su "cultura cinematográfica". Si en España se tuviera el respeto por la figura del productor que se tiene, sobre todo en Estados Unidos, y en otros países europeos, quizás tendríamos otro punto a nuestro favor para crear una verdadera industrial del cine española.

¿Y a qué viene todo este discurso? El fallecimiento del mítico productor italiano Dino de Laurentiis el pasado 11 de noviembre, me ha hecho pensar en estas cosas, viendo como se ha ido "uno de los más grandes", lo que en España sólo utilizamos para actores y directores. Y es que De Laurentiis ha sido uno de los productores más reconocidos y respetados de la historia del cine. En su filmografía (porque los productores también la tienen) encontramos películas de culto, como Arroz amargo, de Giuseppe De Santis (1946), La Strada (1954) y Las noches de Cabiria (1956), ambas de Federico Fellini, además de auténticos éxitos de taquilla ya en su periodo profesional en la insdustria de Hollywood, como Guerra y Paz (1956), Barbarella (1968), Serpico (1973), Los tres días del cóndor (1975), Flash Gordon (1980), Conan, el bárbaro (1982) o todas las películas de la saga de Hannibal Lecter a excepción de El silencio de los corderos, entre otras.

Dino De Laurentis nació en la localidad italiana de Torre Annunziata, en la provincia de Nápoles, y creció vendiendo el spaghetti producido por su padre. Dejó su hogar a los diecisiete años para estudiar cine en el Centro Experimental De Cinematografía en Roma, estudios que fueron interrumpidos por la Segunda Guerra Mundial. En 1946 fundó su propia empresa Dino de Laurentiis Cinematográfica. Trabajó además en muchas ocasiones en cooperación del también productor Carlo Ponti. Entre sus primeras películas están precisamente Arroz amargo, La Strada y Las noches de Cabiria.


 En los años sesenta construyó sus estudios cinematográficos, pero éstos financieramente quebraron en los setenta. Sin embargo, De Laurentiis siguió produciendo películas, ya más comerciales, como una imitación del personaje de James Bond (Bésalas y haz que mueran), un spaguetti western (Navajo Joe, 1966), Anzio (1968; ambientada en la Segunda Guerra Mundial que desgraciadamente tan bien conoció) y una adaptación del cómic Barbarella (1968), de la que antes hablábamos, con una joven Jane Fonda.

Ya en los setenta, De Laurentiis se instaló en Estados Unidos, donde fundó la firma De Laurentiis Entertaining Group (DEG) con sede en Wilmington (Carolina del Norte). La construcción de estos estudios convirtió rápidamente a esta ciudad en uno de los centros estadounidenses más activos de producción de cine y televisión. Durante este período De Laurentiis hizo un número de películas exitosas y aclamadas, como algunas de las que ya hemos hablado, incluyendo El Científico Cardplayer (1972), Serpico (1973), Deseo de Asesinar (1974), Mandingo (1975), Los tres días del cóndor (1975), El Huevo de la serpiente (1977), Ragtime (1981) y Conan, el bárbaro (1982).

El nombre De Laurentiis se hizo popular con sus producciones más comerciales, que convirtieron su firma en sinónimo de diversión: la versión de King Kong de 1976 con Jessica Lange, Orca, la ballena asesina (1977) con la aparición de una joven Bo Derek, El búfalo blanco (1977), Huracán (1979), la versión de Flash Gordon de 1980 y Halloween II (secuela de la película de John Carpenter de 1978). También produjo proyectos más arriesgados, de David Lynch, como Dune (1984), que se saldó con un fracaso comercial, y Terciopelo azul (1986).


 De Laurentiis también hizo varias adaptaciones de obras de Stephen King, incluyendo Ojos de Fuego (1984) La zona muerta (1985), Los Ojos del Gato (1985), La bala de plata... En 1992, El ejército de las tinieblas o Army of darkness fue producido conjuntamente por De Laurentiis, Robert Tapert y la estrella de la película, Bruce Campbell. También la criticada Maximum Overdrive de 1986, ópera prima de King como director.

Además, como ya índicábamos al inicio, produjo la primera película donde aparecía el personaje de Hannibal Lecter, escrito por Thomas Harris: Manhunter (Michael Mann, 1986). Tal vez por su discreto resultado comercial, renunció a producir la secuela escrita por el mismo autor, El silencio de los corderos, de lo que se arrepintió profundamente, por el éxito comercial y los Oscars que cosechó. Sí produjo las dos películas posteriores sobre Lecter: Hannibal (2001) y El dragón rojo (2002). También produjo Hannibal Rising (2007), otra precuela que se remonta a la niñez de Lecter para narrar cómo se convirtió en asesino.

En su posterior elección de historias, ya en la etapa final de su carrera, De Laurentiis prefirió producir adaptaciones de libros exitosos, seguramente de acuerdo a su buen ojo comercial.

Desde su primera película, L’ultimo combattimento (1940), De Laurentiis produjo casi 150 películas, pero el pasado 11 de noviembre el cuerpo le dijo basta y a sus 91 años de edad murió en su residencia de Beverly Hills, habiendo sido uno de los productores más grandes de la historia del cine, uno de esos hombres que dignificó la profesión del productor.