"Para mí, el cine son cuatrocientas butacas que llenar"
| Alfred Hitchcock

domingo, 21 de noviembre de 2010

Dino de Laurentiis, uno de esos hombres que dignificó la profesión del productor


Bien sabemos todos que en España la figura del productor está denigrada, hablando de él como un personaje que pone el dinero para hacer una película y que posteriormente no sabe hacer otra cosa más que romper la creatividad de los "verdaderos creativos" a base de intervenciones y recortes presupuestarios. ¿La culpa? Probablemente de muchos productores ineptos sin el más mínimo conocimiento de cine que han probado suerte en este negocio; y en segundo lugar, y sobre todo, de un gremio de "artistas" que se creen por encima de todo haciendo su "cultura cinematográfica". Si en España se tuviera el respeto por la figura del productor que se tiene, sobre todo en Estados Unidos, y en otros países europeos, quizás tendríamos otro punto a nuestro favor para crear una verdadera industrial del cine española.

¿Y a qué viene todo este discurso? El fallecimiento del mítico productor italiano Dino de Laurentiis el pasado 11 de noviembre, me ha hecho pensar en estas cosas, viendo como se ha ido "uno de los más grandes", lo que en España sólo utilizamos para actores y directores. Y es que De Laurentiis ha sido uno de los productores más reconocidos y respetados de la historia del cine. En su filmografía (porque los productores también la tienen) encontramos películas de culto, como Arroz amargo, de Giuseppe De Santis (1946), La Strada (1954) y Las noches de Cabiria (1956), ambas de Federico Fellini, además de auténticos éxitos de taquilla ya en su periodo profesional en la insdustria de Hollywood, como Guerra y Paz (1956), Barbarella (1968), Serpico (1973), Los tres días del cóndor (1975), Flash Gordon (1980), Conan, el bárbaro (1982) o todas las películas de la saga de Hannibal Lecter a excepción de El silencio de los corderos, entre otras.

Dino De Laurentis nació en la localidad italiana de Torre Annunziata, en la provincia de Nápoles, y creció vendiendo el spaghetti producido por su padre. Dejó su hogar a los diecisiete años para estudiar cine en el Centro Experimental De Cinematografía en Roma, estudios que fueron interrumpidos por la Segunda Guerra Mundial. En 1946 fundó su propia empresa Dino de Laurentiis Cinematográfica. Trabajó además en muchas ocasiones en cooperación del también productor Carlo Ponti. Entre sus primeras películas están precisamente Arroz amargo, La Strada y Las noches de Cabiria.


 En los años sesenta construyó sus estudios cinematográficos, pero éstos financieramente quebraron en los setenta. Sin embargo, De Laurentiis siguió produciendo películas, ya más comerciales, como una imitación del personaje de James Bond (Bésalas y haz que mueran), un spaguetti western (Navajo Joe, 1966), Anzio (1968; ambientada en la Segunda Guerra Mundial que desgraciadamente tan bien conoció) y una adaptación del cómic Barbarella (1968), de la que antes hablábamos, con una joven Jane Fonda.

Ya en los setenta, De Laurentiis se instaló en Estados Unidos, donde fundó la firma De Laurentiis Entertaining Group (DEG) con sede en Wilmington (Carolina del Norte). La construcción de estos estudios convirtió rápidamente a esta ciudad en uno de los centros estadounidenses más activos de producción de cine y televisión. Durante este período De Laurentiis hizo un número de películas exitosas y aclamadas, como algunas de las que ya hemos hablado, incluyendo El Científico Cardplayer (1972), Serpico (1973), Deseo de Asesinar (1974), Mandingo (1975), Los tres días del cóndor (1975), El Huevo de la serpiente (1977), Ragtime (1981) y Conan, el bárbaro (1982).

El nombre De Laurentiis se hizo popular con sus producciones más comerciales, que convirtieron su firma en sinónimo de diversión: la versión de King Kong de 1976 con Jessica Lange, Orca, la ballena asesina (1977) con la aparición de una joven Bo Derek, El búfalo blanco (1977), Huracán (1979), la versión de Flash Gordon de 1980 y Halloween II (secuela de la película de John Carpenter de 1978). También produjo proyectos más arriesgados, de David Lynch, como Dune (1984), que se saldó con un fracaso comercial, y Terciopelo azul (1986).


 De Laurentiis también hizo varias adaptaciones de obras de Stephen King, incluyendo Ojos de Fuego (1984) La zona muerta (1985), Los Ojos del Gato (1985), La bala de plata... En 1992, El ejército de las tinieblas o Army of darkness fue producido conjuntamente por De Laurentiis, Robert Tapert y la estrella de la película, Bruce Campbell. También la criticada Maximum Overdrive de 1986, ópera prima de King como director.

Además, como ya índicábamos al inicio, produjo la primera película donde aparecía el personaje de Hannibal Lecter, escrito por Thomas Harris: Manhunter (Michael Mann, 1986). Tal vez por su discreto resultado comercial, renunció a producir la secuela escrita por el mismo autor, El silencio de los corderos, de lo que se arrepintió profundamente, por el éxito comercial y los Oscars que cosechó. Sí produjo las dos películas posteriores sobre Lecter: Hannibal (2001) y El dragón rojo (2002). También produjo Hannibal Rising (2007), otra precuela que se remonta a la niñez de Lecter para narrar cómo se convirtió en asesino.

En su posterior elección de historias, ya en la etapa final de su carrera, De Laurentiis prefirió producir adaptaciones de libros exitosos, seguramente de acuerdo a su buen ojo comercial.

Desde su primera película, L’ultimo combattimento (1940), De Laurentiis produjo casi 150 películas, pero el pasado 11 de noviembre el cuerpo le dijo basta y a sus 91 años de edad murió en su residencia de Beverly Hills, habiendo sido uno de los productores más grandes de la historia del cine, uno de esos hombres que dignificó la profesión del productor.

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